Hace unos días estuve con mis amigos del alma en el Haití, N, Pesque, su novio, recién llegados de fuera del país, no veía a mi Pesque hace mucho, casi 10 años, y mi bebé, churrito, nos metimos una lorasa recordando tiempos pasados y, obviamente salió la recordada de siempre, la locateli, bueno en ese grupete tan solo el novio de Pesque no la conocía, Pesque y churrito la conocen muy bien, hemos compartido muchísimas historias con ella, Pesque a mi lado con ella, y churrito viviendo con locateli en los miamis, N la conoce poco pero lo suficiente para saber de ella bastante, Ro, el novio de Pesque, se mataba de risa de las excentricidades de locateli y, preguntaba curioso como era, claro, hablar de locateli es todo un caso, es una mujer excéntrica, si, considero inteligente, pero a veces se pone densa con el tema de que se sacó una super nota en la universidad, o cuando se pone a hablar de los millones que tiene y las obras que ha culminado, le gusta hablar en complicado, si, cree que por eso se le considerara más profunda o interesante, pero la verdad lo que causa es risa, en fin es todo un personaje casi inverosímil. Ro, reía con todas las anécdotas de locateli, recordábamos ese día la última vez que estando en el mismo sitio justamente un año atrás, N, el delfín y yo, llegó al haití locateli, era pleno verano un calor infernal, estábamos las tres conversando en una mesa, cuando de repente vimos que la mayoría de concurrentes volteaban hacia una de las puertas de entrada, obviamente nosotras seguimos la mirada de curiosidad de la gente, y ¿quien era a quien miraban?, pues a la locateli entrando al local, llevaba puesto un sastre de terciopelo morado, zapatillas rojas, un peinado bonbacho, como esos de las actrices de hace unos 30 años, y un par de anteojos negros en plena noche que le tapaban casi todo el rostro, parecía Jaqueline Quenedy Onasis en su época, pero totalmente destartalada, N, el delfín y yo no podíamos controlar la risa, ella llegó a la mesa, saludó muy a su estilo, y pidió disculpas para irse hacia el baño, al quedarnos las tres solas, la carcajada pudo reventar, ya lo que pasó después será materia de otro cuentito, recordando esa aparición y riendo a carcajadas, Pesque se quedó mudo por un momento y dice, "Locateli" yo lo miré y me quedé muda, Churrito, miró hacia un costado, y dijo, locateli, volteé completamente el cuerpo y ahí mismo la locateli en todo su esplendor, ese día iba vestida como si hubiera salido directamente de la cama en pijama, era tarde por la noche, al vernos dio un grito diciéndonos, ¡increíble! que gusto verlos, ¿interrumpo? por supuesto que no, locateli dijimos todos, preguntó, ¿puedo sentarme con ustedes? a lo que le dijimos, ¡por supuesto!, (la locura empezaría pronto) ¡siéntate!, le hicimos un espacio en la mesa, y locateli empezó a despacharse de lo lindo, que si acababa de terminar su carrera, que se tomaría un año sabático, que si su casa iba a ser su tesis de amor, su inspiración, y que había pintado a unas musas adolescentes con unas tetas enormes, que había diseñado un hotel al sur de lima y que su madre quería inmortalizar a cleopatra, que había estado en un balneario al norte el Perú, en una mansión de tres millones de dolares con piscina flotante, que ella solo pintaba la hermosura del cuerpo humano, que había construido un portón enorme, rojo, en su casa porque la perra que estaba en celo metió un perro a la casa y destruyeron la puerta de tanto amor, iba y venia de un tema al otro, cuando de repente, sacó un paquete enorme de marihuana, y empezó a armarse un troncho allí mismo, a vista y paciencia de todo el mundo, a nuestro lado, muy pero muy cerca dos señoras bastantes mayores escuchaban con cara de alucinadas toda y cada una de las intervenciones de locateli, me preguntaba, y dime, como vas con tu novia, ¿la quieres? ¿ella te quiere? ¿te sientes amada? si, claro, le decía, me miraba curiosa, y decía a mi me encantan las chiquillas para hacer el amor, con pieles suaves y tersas pero quiero encontrar a una mujer más perra, más mujer, más hembra, las señoras de al lado, ya iban por su quinto trago, y las caras de ambas eran de película de terror, locateli no paraba de decir cojudes y media, miraba a churrito y le decía, ¿te acuerdas todas las locuras que hicimos en Miami? eras una perrita, ahorita te pongo en cuatro y te doy de alma, las risas eran interminables, me preguntaba, ¿y donde esta tu novia? le decía, trabajando, es prosti, como es joven, a ella si le pagan por su cuerpo, así que está trabajando para mantenerme, me miraba curiosa, (a cojudes, cojudes y media), al despedirnos se paró delante mio, y me dice, Ceana, ¿y el portaligas? Locateli, ¡es verano! le contesté, yo llevaba puesta una minifalda simpaticona, me agarró por la cintura me plantó un beso en la boca, y me dijo, tengo un arnés de siete puntas, ¿quieres probarlo conmigo? ¿siete locateli? ¡si, siete! la abracé fuerte contra mi y le dije sencillamente, ¡póntelo un día, y ya veremos! Se nos hizo la noche ese día, ¡completo y realmente fellinesco! Como en los viejos tiempos, ¡gracias locateli! Contigo al lado, uno no necesita estimulo externo alguno, ni tronchos, ni ninguna droga alucinógena, eres un alucinógeno en todo su esplendor!
Ceana
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