¡INFIELMENTE TORTUOSOS!

En la puerta de un hotel barato, esos donde nos metemos a veces a calmar nuestra arrechura, pareciera que no tuviéramos donde ir a meternos un polvo, pero cuando las ganas aprietan, lo hacen en cualquier momento, en cualquier lugar, y ahí estamos metiéndonos en un polvoriento hotel del centro, lúgubre, sucio, mal oliente -no importa-  había sido una conversación muy excitante la nuestra, tanto que nos puso a mil, no tuvimos ni siquiera que discutirlo ni argumentarlo, a pocas cuadras estaba el hotelucho ese, alguna vez ya había sido cómplice de nuestros encuentros, su marido la espera como siempre, la mía  me espera supongo con la comida caliente y una sonrisa en los labios, pero su voz me enloquece, me enferma su mirada, su cuerpo que es mi templo sagrado, ¿que puedo hacer? soy vulnerable a ese olor,  a las fantasías que hago realidad cada vez que nos encontramos, no podemos dejarlas tampoco, ellas son las mujeres perfectas, -nuestras parejas-, pero estos, los amores furtivos,  a escondidas, peligrosos, húmedos y trastornados, nos alimentan, su mujer y la mía, deberían probar algo juntas, podría ser la solución a la conciencia casi limpia, quizá algún día los cuatro seamos completamente dichosos juntos....

CEANA