Ese dichoso día del "club de la lectura", si pues, el de la biblioteca de mi club, estaba realmente desesperadita por liberarme del abolengo de los antepasados de mis compañeros de lectura, veía el sol resplandeciente por la ventana y yo medio congelada con el aire acondicionado a full, dentro de una sala, como de directorio, con cinco seudo-intelectuales, estaba en otra, menos mal, ya escuchaba poco o nada, hacia cuentas, escribía los títulos de los posibles blogs, en fin cojudes y media, no quería pasar por malcriada y pararme e irme, así que esperé a que finalizaran las dos horas y bajé como un rayo a la playa, estuve con tontis hasta mediada la tarde y cuando esta a punto de entrar a bañarme para regresar a mi casa, me entra la llamada de la china, me dice, -oye loca, ¿que haces?- nada, regresando ya a mi casa, ¿por que no pasas por acá?, para lorear un rato, me dijo, -bueno, si, claro-, le contesté, me enrumbé a la casa de la china, mi auto, Charlie Brown, como siempre renegón y pateletudo, no quería prender en el estacionamiento del club, le metí su ajustón, le dije unas cuantas cositas y prendió el huevón, llegué a la casa de la china y, entrando la escucho hablar con alguien, -si, si, aquí esta, ¿lo quieres ahora? le decía a alguien, entré a su cuarto y me hizo una seña, que guardara silencio, estaba con alguien en el skype, cuando finalmente terminó, me dice, oye cojuda, andas misia, ¿no? -¡si, carajo! ¿por?- mi amiga, "X" necesita un masaje ahora, ¿irías? ¡clarín! le contesté, pero claro, no tengo cremas, ni aceites, vengo del club, y ¿donde vive la señora? ¿y quien es? vive cerca, me contestó, yo te presto cremas, llámala, hice la llamada y quedé con la señora en media hora más tarde, conversé dos palabras con la china, cogí las cremas, y salimos juntas, ella también se iba, subí a mi auto y una nueva pataleta de Charlie, ¡no prendía! traté y traté, pero el huevas dijo, -NO-, y ahí quedó, menos mal que la china me miraba desde su auto, le dije, me tienes que llevar, por fa, ¡ya sube carajo! que se me hace tarde también, me llevó donde la señora "X". toqué el timbre y me abrió directamente ella, una mujer joven, atractiva, aunque demasiado delgada para mi gusto, le hice el masaje requerido, sudaba la gota gorda, hacia un calor de los mil demonios, me moría de sed y de hambre, terminé el masajito, cogí mis preciados cincuenta soles y salí de allí, estaba como a kilómetro y medio de la casa de la china, ya no jalaba, quise tomar un taxi pero nadie tenia cambio de mi billetón, el único que tenia, caminé hasta una bodega y compré algo más para cambiar el billete, tenia que llegar donde Charlie y llamar al seguro para que me mandaran un mecánico-electricista, caminé unas cuadras más y se me rompe una de las sandalias, esas baratas que uso para ir a la playa, carajo, no era buen momento la verdad, me quité ambas sandalias y a caminar pues, como loquita sin zapatos, llegué donde Charlie y ¡nada! la batería de mi celular a punto de morir, llamé a toki y le pedí que llamara ella al seguro, mientras esperaba la respuesta, hice algo con el alicate y Charlie ¡prendió! Me venia por fin a mi dulce hogar, creo que es la primera vez en mucho tiempo que estaba dichosa de llegar, y solo pensaba en algo heladísimo de llevarme a la boca, que a la vez llenara también mi estomago, y solo pensé en un ¡¡FRAPUCCINO!! mmm venia casi salivando de solo imaginarlo, me quitaría esa sed horrorosa y el hambre que llevaba encima, llegué sin zapatos, sudando, con cincuenta maletines, entré a la casa, toki me abrió, no me hizo mucho caso porque estaba ocupada, y fui directo a la refrigeradora, ¡mi frapuccino se haría realidad pronto! solo pensaba en eso, emocionadísima saco las cubetas del congelador dispuesta a prepararme el mejor frapuccino del mundo ¡y no había un puto cubito de hielo! ¡casi muero allí mismo! exploté como hace tiempo no lo hacia, toda mi frustración del día, se concentró en los cubitos no habidos, toki había usado los últimos y no volvió a llenar las cubetas, se olvido, me entró una corriente en el cuerpo que por poco la tiro por la ventana, el día terminó con una bronca del carajo, menos mal que todo pasó al día siguiente, finalmente, como siempre digo en días medio jodidos, "mañana será otro día". Y así fue...
CEANA
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