He hablado de mi, tanto, tanto, he hablado de otros, otro tanto, de mi querubín tan solo un poco y hoy quiero solo hablar de él, es un chico, casi un hombre bueno, lleno de valores que el solo construyó, yo no estuve, no puse mucho en eso, dormí en su vida, morí en ella por muchísimo tiempo, estuve, pero no estuve cuando más me necesitaba, creció como una planta sin riego, mi riego, sobrevivió a la vida, a su vida, a la mía, le hice mucha falta, lo sé, lo reconozco, aunque él no lo reclame, lo veo, lo siento, lo percibo, pudo haber caído en mil conductas auto destructivas y dañinas hacia los demás y no lo hizo, creció solo por largos 10 años y peor aun con una madre consumida por ella misma, por sus adicciones de todo tipo, a las pastillas, a la comida, a la muerte en vida, a una catatónica existencia, me vio caer tantas veces, en sin fin de ataques de epilepsia y siendo aun un niño me llevaba a emergencias, mi niño, mi precioso querubín, a veces lo presiono, no lo soporto, el tampoco a mi, no me conoce, es como si le hubiera presentado a una madre nueva, ¿Quien es esta nueva loca que tengo al frente? debe preguntarse continuamente, y le exijo cosas que antes no hacia, y debe sorprenderle demasiado y, también exploto en esa mi personalidad volcánicamente explosiva que el no entiende, y digo cosas hirientes a veces, por esa tendencia mía impulsiva y descontrolada que tengo a veces, hoy estoy triste, he dicho cosas fuertes, a veces dejo de ser empática con el y sus propios procesos, y miro hacia atrás, que no debería, pero lo hago, y miro y me siento jodida, porque ese niño que hubiera quedado perdido en la vida, es un buen hombre, es un buen niño mi niño, perdóname Pau.
Ceana
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