Sonó el teléfono, le tenia miedo, si, pero mi amor por ella era mas fuerte y poderoso que el miedo que ella me causaba, ¿que podría querer de mi esta vez? yo sabia que tenia que abrir ese sobre, lo tenia más de una semana sobre la mesa de noche, la extraño y deseo tanto que me duele, tengo miedo, pero tengo que contestar, sino lo hago las consecuencias podrían ser fatales para mi, -hola-. su respiración era agitada, ¿leíste ya? Me preguntó directamente. -No, aún no.- -pues ya es hora que lo vayas haciendo, por que si no lo haces, no volveré a verte.- Me dijo en un tono alarmante. - ¡No, señor, no me haga eso, yo la amo, la necesito, hoy mismo lo leo!- Le dije suplicante. Colgó.
Era tarde, la noche cerrada, oscura, la luna brillaba más que nunca, tenia que ir, ella así me lo había exigido en su carta. Mientras me bañaba, la recordaba, sus manos hábiles recorriendo mi cuerpo, sus caricias que siempre terminaban en golpes las llevaba marcadas en mi piel, el agua recorría mi cuerpo y mis ganas por ella también, tenia que verla, ya no aguanto más, no importaba que sucediera, pero tengo que tenerla nuevamente sobre mi. Mientras me visto, recuerdo nuestra última sesión juntas, siento el sabor de mi propia sangre en mi boca, si, fueron tantos latigazos que sangré, ella lamió con pasión y desenfreno mi sangre que es suya. ¿Que mas querría de mi? ya creo que lo he hecho todo, hasta acostarme con otras personas para su placer, ese placer que es de ella y es mio, todo lo que ella me pida lo haré, no importa lo que sea, porque si de eso depende seguir viéndola, sentirla, entonces no hay limites, no los hay.
Entré en ese callejón oscuro, maloliente, los tacos que llevo puestos me incomodan, pero ella lo "ordeno" así, la minifalda apretada se me subía, me incomodaba, pero fueron sus ordenes, el solo hecho de no poderla mirar jamás a los ojos me perturba, pero no puedo, ella se enfurece, tan solo la he mirado a los ojos una vez y, las consecuencias fueron fatales, no pude levantarme de la cama en varios días, los golpes fueron salvajes, brutales, le tengo miedo, pero la amo mas allá de lo comprensible.
Salió de un agujero oscuro una sombra, es una mujer regordeta, se me acercó y me dijo, -Ponte de espaldas- siento su respiración, -harás lo que yo te diga, son sus ordenes-, -si- le contesté, pero ¿donde esta ella?, -no lo sé, pero si sé que esta mirando-, hice todo lo que esa mujer fea, desagradable, mal oliente me pidió, sólo pensando en que la vería a ella luego.
Salió de una esquina, se acercó a mi, me tomó del pelo, tiró de él con rabia y deseo, me dolía todo el cuerpo, estaba tan cansada; esa mujer me había golpeado más de la cuenta. sentí su mirada furiosa y llena de deseo, de repente entre besos y mordiscos me dio una cachetada. -eres muy desobediente, te mereces un castigo- -si, señor, me lo merezco, fueron muchos días sin tenerla, haga lo que usted quiera conmigo, soy suya.- le contesté. Cogió una muñequera de púas y empezó a darme tan fuerte que el dolor ya era inaguantable, no podía más, sentía que la vida se me escapaba de las manos. Pensé en un momento que ese seria el último día que la sentiría sobre mi, tenia que mirarla a los ojos por última vez, tenia que llevarme su recuerdo, su amor, su bestialidad conmigo, la miré, ella furiosa levantó el puño...
No la recuerdo ahora. no puedo verla ya.
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