-¡Vamos, levántate! que estoy muy cansado, ¿Por qué has tomado de esa forma desenfrenada? Debes haber gastado todo el dinero que ganaste anoche, ¡tonta!
Ella, con los ojos inyectados de alcohol y miedo, le dijo. – Si ya, espera unos segundos, esta es mi despedida. Déjame en paz, necesito estar entumecida, finalmente ya estoy muerta. Saliendo contigo de aquí, me esperan unos cartones en el suelo y un tipo que solo me pega. Hoy me despido de ti, de él, y de mi maldita vida.
Vamos ya, el veneno que me tomé con el último sorbo de vida, estará haciendo efecto en pocos minutos, no quiero ocasionarte problemas.
Cecilia Valdivia R.
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