¡Directo al calabozo!

Esa oficina, esa de la que ya muchas veces hablé, donde el hueveo reinaba y las cojudeces también, un día de esos, en la hora del refrigerio, me cayeron de visita Sra. y E, pasaban por ahí y decidieron vacilarme un rato, claro, yo al toque fugué con ellos a fumarnos un huirito, la oficina quedaba a la espalda del malecón de miraflores, excelente ubicación para fumarse un huiro mirando el mar, salimos los tres y nos sentamos cómodamente en el malecón, nos prendimos el huiro y en menos de 5 minutos teníamos a la policía en frente, yo solo atine a tirar el huiro hacia atrás, al acantilado, los tombos, eran dos, nos pidieron documentos, y directamente nos dijeron, ustedes están fumando hierba, dijimos que no, obviamente, pero que cara tendríamos de estonasos, que uno de ellos literalmente se descarrilo a buscar la evidencia, no lo podíamos creer, el pata descendió con sogas y encontró un huiro, claro, podía ser de cualquiera, pero lo que querían era atrapar a alguna presa ese día, nos montaron en el patrullero y rumbo a la comisaria de miraflores, nos hicieron las pruebas de sangre respectivas, y obviamente salieron positivas y, ¡directo al calabozo! a Sra. y a mi nos metieron en un hueco apestoso donde las prostis del día anterior nos tiraban orines desde lo alto, y a E lo metieron al costado nuestro con varias loquitas, el pobre se sentía tan acosado, que se subió a un muro, parecía un loro amaestrado, Sra, y yo no sabíamos lo que pasaría, solo nos ubicaron ahí sin decirnos nada ni permitirnos una llamada. Recuerdo que en esa época estaban muy de moda los zapatos "hush puppies",  yo los llevaba puestos y,  sufría más por mis zapatos adorados en esa mugre de calabozo que por lo que nos podría pasar allí dentro, las horas transcurrían y nada, se hacia ya de noche, y nadie sabia donde estábamos, mi auto estacionado en la oficina y yo literalmente desaparecida, la verdad  me estaba vacilando de lo lindo con la situación, ver a E trepado en un muro cagadito de miedo, y a las putas jodiéndonos todo el tiempo, pero cuando una de nuestras compañeras de celda, estaba por salir, nos dijo, ahora si la cagada, porque de noche ya salen las ratas, Sra, entró en trance total, llantos histéricos y, ahí si me preocupé, no me gusta ver llorar a nadie y,  menos a alguien que quiero, y ya la cojudez me pasó, empecé a llamar a gritos a cualquier tombo que estuviera cerca, nada, no nos hacían caso, hasta que se acercó un tombito joven, bastante lindo, y le rogué que por favor llamara a mis papis, le dí el teléfono y, efectivamente lo hizo así, ya eran como las 12 de la noche,  a la hora nos sacaron de la celda, nos llevaron a los tres directamente donde el comisario, entramos y me encontré cara a cara con la locura de mi papá, mirándome con ira, la verdad me sentía tan cansada que solo atiné a tirarme en el sillón de la oficina del ilustre comisario, como habría sido mi caída en el confortable sillón que mi papá me lanzó una mirada tan fulminante que me paré en el acto, no sé como "arreglaron" la situación, con billete de por medio, obvio, pero salimos libres de pecado y omisión a los pocos minutos, no recuerdo bien como quedaría la cosa después en mi casa, lo tengo desdibujado en la memoria, pero después de ese día, huiro que fumara, ¡bien alerta estaba que no hubieran moros en la costa!
CEANA