-¿Cómo haces para estar donde
estoy siempre? ¿Es acaso que me sigues? ¡No puedo despegar de mí tus zapatos!-
Le dijo “Ella” mirándola a los ojos. “Dulce” le contestó; -Será difícil que te
apartes de mí, me llevaras contigo aunque no quieras, es más fuerte que tú y
yo, es algo que no está bajo el control de los sentidos, también quisiera a
veces despegarme de ti, descansar de tu presencia en mi vida, he tratado mil
veces, pero va más allá de mis fuerzas o intenciones-. “Ella” la miró entre
sorprendida y emocionada, con ojos aguados y la voz entre cortada; -¿pero
entonces como podré olvidarte siquiera, si te llevo en cada paso que doy?, no
me das tregua-. “Dulce” la miró con ternura, gratitud y conformismo. –No queda
de otra, quizá algún día podamos descansar la una de la otra, por el momento
estaré a tu lado siempre-. “Ella” se sentó al lado de su sombra y siguieron
juntas sin reclamarse nuevamente.
CEANA